Tecnología

Las carreteras inteligentes o “Smart roads”

Las carreteras son clave para una economía próspera y esenciales para nuestro futuro. Es imposible hablar de carreteras inteligentes sin mencionar el concepto de ciudades inteligentes, cuya movilidad está compuesta por vehículos, infraestructura de transporte y todo sistema físico, digital o humano diseñado para crear carreteras sostenibles y seguras con base en el desarrollo tecnológico y la innovación.

Las carreteras inteligentes o también las llamadas smart-roads, son vías que incorporan tecnología avanzada en materia de seguridad, carga de vehículos y conectividad. Tienen tres objetivos claros: aumentar la eficiencia en la conducción, mejorar la seguridad y reducir la contaminación en el medio ambiente. Estas carreteras inteligentes son el siguiente paso en la revolución de la movilidad iniciada por los vehículos autónomos que integran Sistemas Avanzados de Asistencia al Conductor, o ADAS (Advanced Driving Assistance System).

Estas smart-roads integrarán elementos que les permitan prever, informar y responder a determinadas situaciones. Entre ellas, cambios meteorológicos, la aparición de baches, el aumento del volumen de tráfico o incidentes, estarán monitoreadas por cámaras, dispondrán de redes automáticas para controlar su iluminación, sensores inalámbricos, paneles solares y otros elementos para crear una red de información en tiempo real.

Aunque parecen parte del futuro, ya se están implementando pruebas y pilotos en el mundo para hacerlas una realidad.

¿Qué tecnologías integrarán estas carreteras?

El internet de las cosas (IoT), el big data, la inteligencia artificial (AI), los sensores, la blockchain y las redes 5G jugarán un papel muy importante para la consolidación de este sector.

Es decir, al escenario cada vez más frecuente donde un gran número de automóviles incorporan modos de velocidad crucero, ahorro de combustible y monitoreo de distancias de seguridad, este concepto de carreteras inteligentes o smart roads añaden:

Pavimentos fotovoltaicos con sistema de carga: Consiste en crear carreteras con paneles solares, de manera que cuando el coche circule cargue los paneles. Por ahora solo se ha implementado en Holanda, pero en los carriles bici.

Caminos con dispositivos inalámbricos de señales de tráfico: Un vehículo con sistema ADAS se comunica de modo inalámbrico con la carretera inteligente, cuyas señales de tránsito son desplegadas y explicadas al conductor a medida que van pasando. Esta aplicación de conectividad responde a las problemáticas asociadas con la visibilidad, la localización y el conocimiento del reglamento de tránsito. Desplegando información, se reduce el margen de errores de ruta bajando el kilometraje por traslado y gasto energético.

Cobros de peaje inteligentes: La inteligencia artificial permitiría identificar vehículos y sus ocupantes para aplicar diferentes tarifas según la ocupación y el nivel de contaminación que producen.

Vigilancia de salud estructural: Hace referencia a un proceso de detección y caracterización de daños en las estructuras. Este sistema debe detectar los daños en las propiedades materiales del sistema y reportarlos.

Pasos de cebra inteligentes: Son pavimentos LED con proyectores y detectores de peatones, cuya función es hacer aparecer o desaparecer las líneas blancas si notan o no movimiento de los peatones. Cuando el peatón cruza aparecen y cuando deja de cruzar desaparecen para facilitar el paso a los vehículos.

Reducción de la contaminación: La infraestructura inteligente puede ayudar a disminuir las emisiones de carbono del transporte diario al optimizar el flujo del tráfico para evitar motores de inactividad.

¿Cuándo llegarán?

Dentro de muy pocos años habrá millones de coches autónomos circulando por las carreteras del planeta. Una de sus promesas es que reducirán el número de accidentes de tráfico en un 90%, lo que sería todo un gran éxito. Se prevé que en 2040 se vendan en Europa más de 5 millones de coches que no necesiten conductor.

Los esfuerzos por implementar carreteras inteligentes en el mundo comenzaron en 2014, aquí algunos ejemplos de países que ya se encuentran en esta carrera de la tecnología:

  1. Holanda: En el 2020, probó la primera carretera en el mundo fotoluminiscente. Se trata de un mecanismo que absorbe luz del día y proporciona ocho horas de luz en la oscuridad.
  2. Países Bajos: se creó un proyecto llamado SolaRoad. Se creó un tramo para bicicletas de 70 m formados por módulos de hormigón cubiertos con paneles solares de vidrio. En su primer año produjo casi 10 000 kWh.
  3. Hamburgo, Alemania: Un año después, se anunció la primera carretera inteligente del mundo. Se trata de un tramo de vía que incorpora el internet de las cosas y mejoras estructurales. Cuenta con iluminación inteligente, sensores estructurales y ambientales. Todo esto se conecta para darle información a los conductores y autoridades sobre la fluidez del tráfico o incidentes que se hayan presentado.
  4. Suecia: En junio de 2016, se puso en marcha una carretera eléctrica. Esta permite a los camiones híbridos operar como vehículos eléctricos en un trazado de dos kilómetros.
  5. China: Recientemente anunció que planea construir una carretera inteligente de 161 km de largo en la provincia de Zhejiang. Esta smart road proyecta soportar la conducción con sensores, paneles solares y un sistema de IoT.

De igual forma, compañías privadas continúan investigando y desarrollando innovaciones en este campo. El camino a recorrer todavía es largo. Por otra parte, los avances tecnológicos tienen muchos aspectos que resolver. Se espera que los próximos cinco o 10 años sean cruciales para determinar la implementación de esta tecnología.

Hasta ahora, la tecnología siempre ha puesto su centro para la seguridad vial en el coche y en el conductor, pero parece que las cosas están cambiando y se ha sumado un nuevo protagonista en esta búsqueda de la máxima seguridad: las carreteras.

Sin duda las carreteras inteligentes son y serán las arterias del progreso tecnológico.

Javier Joaquín López Casarín, experto en Innovación.

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