Muchas carreras y oficios se han visto en peligro por la aparición de nuevas tecnologías pero parece que ahora es el turno de los músicos para cambiar de actividad.
La música es, en última instancia, un conjunto de patrones en los que los humanos encuentran significado. Dado que está estrechamente relacionado con nuestros sentimientos y emociones, es difícil imaginar un robot “sin emociones” que componga las obras del gran Chopin o Pink Floyd.
Los seres humanos hacen que la música sea casi una necesidad, una necesidad de explicar la “experiencia humana”. Cuando se alimenta con suficientes datos, la IA puede hacer suficiente música, sin embargo, el producto carece de alma y diversidad. Sin embargo, los humanos también producen música que carece de estas cualidades.
Cuando miramos la música pop, vemos que está compuesta por los mismos cuatro acordes en secuencias similares o idénticas. Géneros como Top 50 muestran que nosotros, como poseedores de inteligencia “natural”, estamos inclinados a seguir patrones similares como la inteligencia artificial.